La electromovilidad ya está aquí y ha venido para quedarse, aunque todavía quedan cuestiones por resolver para afirmar que esta tecnología es totalmente sostenible.
Es un hecho incontestable que los vehículos eléctricos no producen emisiones gaseosas durante su uso, ni de efecto invernadero, ni tóxicas. Pero esto no significa que no sean contaminantes: lo que estamos haciendo es sacar las emisiones gaseosas de las ciudades. Sin embargo, hay otros procesos de su ciclo de vida que sí generan contaminación.
En primer lugar, su producción. Los fabricantes están haciendo grandes esfuerzos para reducir la huella de carbono de sus plantas y pronto conseguirán eliminarla por completo, pero aún no han llegado a ese punto. Además, para la fabricación de las baterías se requieren las llamadas “tierras raras” cuya extracción, no solo produce emisiones gaseosas, sino también un alto impacto ambiental en el entorno natural de la explotación minera. Por último, el reciclado de los vehículos, una vez alcanzado el final de su ciclo de vida, también genera residuos de un considerable nivel de toxicidad.
Por otra parte, es necesario garantizar que la energía con la que alimentamos sus baterías también es libre de emisiones. Si analizamos la generación de electricidad en España, según datos de Red Eléctrica de España, la capacidad instalada es de unos 112 GW, de los cuales unos 67 GW (59%) son renovables, pero todavía quedan casi 46 GW (41%) no renovables: nuclear, carbón, fuel y gas. Además, buena parte de los “GW renovables”, concretamente 17 GW (15%), son solares los cuales, obviamente, no producen durante la noche, que es cuando suelen cargarse las baterías de los vehículos. Por lo tanto, es necesario seguir avanzando en la descarbonización y desnuclearización de la producción para alcanzar la sostenibilidad plena.
https://www.ree.es/es/datos/generacion/potencia-instalada
Todo esto no implica que la electromovilidad no sea positiva para el medio ambiente, significa que aún queda mucho por investigar para resolver estas “cuestiones colaterales” a las que, sin lugar a duda, la ciencia y la tecnología encontrarán solución. Lo que hace falta ahora es que todos los “stakeholders” se muevan con rapidez para que este cambio, que hace no mucho tiempo nos parecía una utopía, se convierta en una auténtica realidad.
Un saludo, F